Gaming Reviews | Drag X Drive

Drag-X-Drive

A Nintendo siempre le han gustado las ideas originales al inicio de cada generación, al menos desde la época de la Wii, como una forma de explicar al público casual las bondades de su hardware. Han sabido identificar la importancia de demostrar, tanto al público como —posiblemente— a los desarrolladores, las posibilidades de sus consolas.

Un ejemplo muy conocido es Wii Sports, que, además de introducir a los famosos y carismáticos Miis, hacía un uso constante de los controles por movimiento en diferentes deportes. Fue un éxito en todos los niveles: además de ser uno de los juegos más populares de la historia, dio origen a una saga que persiste hasta la fecha.

Otro ejemplo, no tan recordado pero igual de creativo, son las cartas de realidad aumentada de 3DS, que aprovechaban el efecto 3D de la consola en minijuegos divertidos.

Un caso más reciente ocurrió con Nintendo Switch, cuando en la presentación de 2017 se mostró un juego bastante fuera de lo convencional para el género de peleas: ARMS. Un título que destacaba por sus ideas innovadoras, pero sobre todo por ofrecer una experiencia satisfactoria para el jugador, algo que no es fácil de lograr con un esquema de control tan poco convencional.

Antes de continuar, quisiera agradecer a Nintendo LATAM, quienes proporcionaron el código a Frames para esta reseña.

Drag-X-Drive
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Esta vez es el turno de Drag X Drive, un novedoso juego deportivo que mezcla conceptos de baloncesto y skateboarding, y que lleva al máximo las nuevas funciones de los Joy-Con 2 gracias a un sistema de control innovador.

El control es, sin duda, el punto fuerte del juego. Se utiliza la función «mouse» de los Joy-Con 2, aunque no de la forma habitual mediante un puntero. En este caso, el movimiento de los Joy-Con se emplea para controlar el vehículo de los jugadores.

Pero antes de profundizar en la jugabilidad, conviene explicar de qué trata el juego. Cada equipo está compuesto por tres jugadores en las partidas normales, o dos en ciertos modos específicos. Sin embargo, cada sala admite hasta 12 jugadores, y en algunos minijuegos todos pueden participar al mismo tiempo.

Drag-X-Drive
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Las salas son el eje central del juego: todo ocurre dentro de ellas. Se trata de un gran escenario con distintas zonas que dan acceso a varios modos y retos. Para iniciar una partida, se puede entrar a una sala en línea o con amigos; ambas funcionan de la misma manera. El emparejamiento es automático, aunque podemos elegir si queremos ser incluidos en cuanto haya una oportunidad, o solo cuando se necesite completar un equipo. Esto permite explorar el escenario, practicar o participar en desafíos en solitario mientras esperamos.

Durante las partidas, el juego selecciona automáticamente el modo y el número de jugadores. Lo habitual será un enfrentamiento de 3 vs 3, aunque ocasionalmente se activarán otros modos competitivos.

El partido tiene una duración de tres minutos. El balón se suelta al centro y el primer jugador en llegar lo toma. Una vez en posesión, se avanza moviendo los Joy-Con hacia adelante o hacia atrás, como si cada uno representara un brazo. Mover el izquierdo hace que el vehículo avance hacia la derecha; mover el derecho lo dirige hacia la izquierda; mover ambos genera movimiento recto. La velocidad depende de la distancia recorrida por los brazos, y para frenar se usan ZL y ZR, como frenos de bicicleta. Combinar movimiento y botones ofrece mayor precisión y habilidad para sobrepasar a los contrincantes.

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Además, se pueden realizar trucos, como inclinarse o saltar, que otorgan una bonificación al encestar el balón. Si, como yo, disfrutas hacer trucos en movimiento, también puedes usar el escenario para impulsarte cerca del borde de la canasta y lanzar el balón. Para encestar, basta con levantar el brazo y moverlo hacia adelante.

Cada equipo tiene una posesión máxima de 14 segundos. Para pasar el balón, se usan los botones L y R. Para robar, hay que interceptar al jugador por delante.

El sistema de puntos está basado en el baloncesto: dependiendo de la distancia, se otorgan dos o tres puntos. Si se realiza un truco al encestar, se suman décimas adicionales. Aunque no es esencial, es satisfactorio recibir una recompensa por hacerlos.

El sistema de control es sencillo de entender, pero difícil de dominar y físicamente exigente. Honestamente, me pregunté por la dificultad que tendrían los usuarios en silla de ruedas… y también por la fuerza que tendrán en sus brazos. Dejando esos pensamientos de lado, el juego tiene una base sólida y logra ser entretenido y retador.

Al completar logros —ganando partidos o superando récords— desbloquearemos más accesorios para personalizar a los personajes. Desde el inicio, contamos con diferentes cascos, colores y texturas.

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Aunque hay aspectos destacables, es necesario hablar de sus carencias.

Sinceramente, desde que probé Drag X Drive en la Global Jam, tuve la sensación de estar ante un juego incompleto. Claro, tratándose de una demo, eso era comprensible. Pero al probar la versión final, esa sensación no desapareció. No se trata solo de que falte contenido: por el precio, es lógico no esperar una avalancha de personajes, modos o escenarios como en ARMS, o actualizaciones constantes como en Splatoon. El problema es más profundo, y radica en que, desde el diseño del mundo, el escenario y los personajes, hay muchas ideas que parecen quedarse a medio camino.

El tutorial lo refleja: al principio, te guía perfectamente, pero luego, los trucos se explican apenas en un menú simple.

Los personajes, aunque carismáticos, no ofrecen incentivos visuales, sonidos, voces personalizadas ni características diferenciadas. No invitan a experimentar los distintos roles que se ofrecen.

El escenario principal también se siente desaprovechado: una cancha rectangular, limitada por paredes invisibles, con pocas secciones para hacer trucos. Se pudieron incluir rampas, transiciones, estructuras tipo bowl, o tramos estrechos que obligaran a los jugadores a ser más precisos con el movimiento.

Faltan elementos fantásticos que hubieran dado más identidad al juego: tuberías, paneles de velocidad, potenciadores, o incluso ítems que afecten a los rivales. Tal vez estas ideas no encajaban con la visión original, pero el gameplay se vuelve monótono tras unas horas. Y, siendo sinceros, incluso dos partidos pueden dar la idea general de cómo serán todas las partidas en adelante.

Drag-X-Drive
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Conclusión

Drag X Drive es una experiencia innovadora en su núcleo. Muestra que los desarrolladores de Nintendo tienen talento para sorprender. Sin embargo, en este intento se pierde esa chispa que podría atraer a más jugadores. Se desaprovecha la oportunidad de crear un mundo o personajes memorables que inviten a volver regularmente.

Personalmente, me hubiera gustado que este juego fuera una recompensa incluida con Nintendo Switch Online, y que, como Tetris 99, se actualizara con eventos especiales para mantener el interés. Aun con todas sus limitaciones, el juego es divertido, especialmente si se juega con amigos y puedes verlos moverse alocadamente intentando robar el balón.

Radar-3

RANK 3/5

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