Nunca es demasiado tarde para hacer las cosas bien.
Eso aplica tanto para mí —que me interesé en Metal Gear Solid justo cuando su director dejó la saga— como para Konami, que al fin parece haber encontrado el rumbo correcto para esta franquicia tan emblemática y querida por los fanáticos.
Recuerdo perfectamente que en aquella época apenas comenzaba a conocer personajes fuera de mi ecosistema de videoconsolas. Aunque no tenía la oportunidad de probar sagas en PlayStation o Xbox, igual me gustaba estar pendiente de los lanzamientos importantes. Fue entonces cuando me enteré de la existencia de Metal Gear, una saga centrada en el espionaje, con personajes muy reconocidos y, aún más, con un director de renombre: Hideo Kojima. Su salida de Konami fue bastante conflictiva, lo que derivó en que el siguiente —y hasta ahora último— proyecto original, Metal Gear Survive, fuera despreciado por gran parte del público.
Genuinamente, yo tenía interés en probar ese juego. Al ser un spin-off, no requería grandes conocimientos previos de la saga y era una forma accesible de empezar a explorar ese universo. Así fue como, años después, cuando estuvo disponible en Game Pass, pude probarlo. Y debo decir que, aunque no me pareció un juego sobresaliente, lo disfruté. Eso sí, de la esencia original de la franquicia no quedaba más que el nombre.
Parece que Konami aprendió de esa experiencia y decidió dejar la saga en pausa durante un tiempo. Fue hasta 2023 que anunció el remake de Metal Gear Solid 3 y, poco después ese mismo año, el volumen 1 de la colección Metal Gear. Aunque tuve la oportunidad de experimentar esa colección, decidí esperar a este remake. Al ver lo bien que han manejado el regreso de Silent Hill, debo decir que mi emoción por este lanzamiento ha ido creciendo poco a poco.
Antes de continuar con esta reseña, quiero agradecer a Konami Latam por el código anticipado otorgado a Frames, que me permite compartir con ustedes mi experiencia con el juego.
Comenzamos
Metal Gear fue desarrollado originalmente para la MSX, un ordenador doméstico. La intención era crear un título de acción, pero debido a limitaciones técnicas —y gracias a la inspiración del director en la película The Great Escape— terminó convirtiéndose en un juego de sigilo y combate táctico. Estas características definirían a la saga desde entonces.
Posteriormente, se lanzó un port para la NES que, aunque fue un éxito comercial, modificaba gran parte de la esencia del juego original.
Especificaciones:
Tarjeta gráfica: NVIDIA GeForce RTX 4060
Procesador: AMD Ryzen 9 5900X
RAM: 32GB
Almacenamiento: 2TB SSD M.2
Refrigeración: Disipador por aire
Metal Gear Solid Δ: Snake Eater es un remake 1:1 desarrollado en Unreal Engine 5, basado en Metal Gear Solid 3, lanzado originalmente en 2004. El proyecto está a cargo de un equipo interno de Konami, con el apoyo del estudio externo Virtuos. Esta entrega, una precuela dentro del universo de la saga, narra el origen de Big Boss, a quien conoceremos como Naked Snake.
Historia
Uno de los pilares principales del juego es su historia. Al principio, puede sentirse como si estuviéramos dentro de una película interactiva; sin embargo, a medida que avanzamos, el juego nos da más control sobre Naked Snake (Jack), nuestro protagonista. Snake es un soldado perteneciente a FOX, quien es enviado a una misión secreta en territorio soviético, en plena Guerra Fría, después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta primera operación, conocida como la Misión Virtuosa, consiste en infiltrarse para rescatar al Dr. Sokolov, un científico desertor obligado a trabajar en el desarrollo de un arma devastadora llamada Shagohod. Dado el potencial letal de este proyecto, la Unión Soviética no puede permitirse perderlo.
Para llevar a cabo esta misión, Snake cuenta con un equipo de inteligencia compuesto por el Mayor Tom, líder del operativo; Para-Medic, encargada de brindar asistencia médica y orientación de campo; y The Boss, su antigua mentora y figura materna, cuya presencia será fundamental para el desarrollo de la trama.
Tras superar los primeros obstáculos, Snake logra localizar al Dr. Sokolov, quien revela la gravedad de la situación: diferentes facciones desean capturarlo, unas para eliminarlo, otras para aprovechar sus conocimientos sobre el Shagohod, un arma nuclear con un poder destructivo masivo.
Durante la extracción, Snake se enfrenta por primera vez a Ocelot, un joven soldado tan hábil como excéntrico. Luego de un breve pero intenso combate, logra vencerlo. Sin embargo, al dirigirse al punto de extracción, ocurre lo inesperado: The Boss traiciona a Snake, aliándose con las fuerzas soviéticas, entregando armamento nuclear y filtrando información que arruina la operación. Ella misma se lleva al Dr. Sokolov.
Snake, gravemente herido tras una caída desde un puente, queda en coma durante una semana. Al despertar, descubre que se ha puesto en marcha una segunda operación, mucho más arriesgada, compleja y crucial. Su éxito o fracaso definirá no solo el prestigio de los involucrados, sino también su vida.
Esta nueva misión será conocida como Snake Eater. En ella, Snake deberá enfrentarse al escuadrón de élite conocido como La Unidad Cobra, rescatar nuevamente al Dr. Sokolov y, sobre todo, enfrentarse a la figura más importante de su vida: The Boss.
Jugabilidad
Como bien indica el título, se trata de un juego de acción de espionaje táctico. Metal Gear combina acción, sigilo y combate táctico en niveles patrullados por enemigos, donde el jugador puede elegir cómo avanzar: esquivando, distrayendo, derribando o eliminando a los oponentes. Todas estas opciones son válidas, cada una con sus ventajas y desventajas, lo que permite una experiencia personalizada según el estilo de cada jugador.
Personalmente, al principio me costaba mantenerme sigiloso. Poco a poco fui aprendiendo a cambiar de armas según la situación, a identificar cuáles me servían mejor para dormir a los enemigos sin ser descubierto, y a utilizar elementos del entorno —como animales— a mi favor. Incluso, al interrogar enemigos, obtenía información útil que podía aprovechar en los enfrentamientos siguientes. Fue una curva de aprendizaje constante, que me obligó a adaptarme a los escenarios: algunos más lineales, otros más abiertos, pero siempre ofreciendo múltiples opciones. Desde escalar árboles y colgarse de bordes, hasta reptar por cavidades, sumergirse en cuerpos de agua, camuflarse entre el follaje o, en su defecto, usar la fuerza bruta para eliminar a los enemigos antes de que alerten a sus compañeros.
La radio será nuestra fiel compañera de principio a fin. A través de ella podemos guardar la partida y comunicarnos con el equipo de inteligencia. Este canal no solo nos sirve para entender el funcionamiento del armamento o el contexto de la misión, sino también para recibir orientación médica, tácticas útiles e incluso datos curiosos sobre películas de culto del siglo pasado. Un recurso valioso que enriquece la narrativa y la inmersión.
La gestión del inventario es una tarea constante y crucial. Estará dividido en dos secciones: objetos y armas. Los objetos pueden ofrecer ventajas tácticas, como detectar enemigos, identificar objetivos o aplicar camuflajes poco convencionales de forma temporal. En cuanto al armamento, tendremos acceso a un amplio arsenal: pistolas, rifles, francotiradores, escopetas, fusiles, granadas, cuchillos, explosivos e incluso un lanzacohetes. Cada arma tiene un uso específico y un nivel de impacto distinto. Si el objetivo es mantener un perfil bajo, muchas de estas armas serán innecesarias; pero si optamos por un enfoque más agresivo, cada herramienta tiene su momento.
Snake deberá gestionar dos barras de estado. La primera es la clásica barra de vida, que no se recupera automáticamente ni con ítems básicos: requerirá de tratamientos médicos específicos que aplicaremos usando recursos recolectados durante la misión. La segunda barra es la de resistencia, que representa el nivel de energía del personaje. Esta se repone consumiendo alimentos: ya sea capturando animales del entorno o robando raciones enemigas. Esta barra es esencial para realizar acciones físicas exigentes, como correr largas distancias, escalar o resistir daños. Además, existe una relación directa entre ambas: si Snake está bien alimentado, su recuperación será más eficiente. En otras palabras: panza llena, corazón contento.
Otro aspecto fundamental es el estado de alerta, que se divide en tres fases: Precaución, Evasión y Alerta. Cada una se indica con un marcador en pantalla y un cambio en la música, que se vuelve más intensa a medida que aumenta el peligro.
- En Precaución, los enemigos sospechan de una posible infiltración.
- En Evasión, tienen una idea más clara de tu posición y te buscarán activamente.
- En Alerta, conocen tu ubicación exacta y lanzan un ataque directo.
Si logras ocultarte, cada estado iniciará una cuenta regresiva, y al llegar a cero, se reducirá el nivel de alerta, permitiéndote volver al sigilo y evitar la llegada de refuerzos.
Los combates contra jefes adoptan un enfoque más directo y orientado a la acción. Aquí será necesario usar coberturas, estrategias variadas y un manejo inteligente del entorno para infligir daño constante. Estos enemigos cuentan con su propia barra de vida, por lo que no bastará con un simple disparo tranquilizante: cada enfrentamiento requerirá planificación, precisión y resistencia.
Gráficos
El apartado visual y sonoro es, sin duda, uno de los puntos más fuertes de este remake. En la versión de PC, el juego permite jugar tanto a 30 como a 60 FPS, con múltiples configuraciones gráficas que se adaptan a diferentes equipos. Incluso en calidad media, ya se nota un trabajo técnico notable.
Los modelados de los personajes están altamente detallados, y hay un nivel de fidelidad que sorprende, especialmente en la figura de Snake. Quiero destacar particularmente el sistema de daño visual, donde las heridas que recibe el protagonista se reflejan con gran realismo. Si activas la opción correspondiente, podrás ver no solo la sangre en el cuerpo, sino también animaciones detalladas de cómo se cura las heridas o consume animales para recuperar energía.
Lo más impresionante es que estas heridas no desaparecen de inmediato: si son profundas o frecuentes, el juego mantiene su presencia visual a través de vendajes o manchas de sangre ubicadas exactamente donde Snake fue cortado o recibió un disparo. Este nivel de detalle le aporta mucha más inmersión y realismo a la experiencia.
Sin embargo, donde el juego realmente brilla es en la calidad de los entornos. En más de una ocasión, me costó localizar a Snake en pantalla cuando usaba un camuflaje similar al follaje o cuando se encontraba en zonas acuáticas. Esto no solo habla del trabajo gráfico, sino que refuerza la credibilidad del sigilo en el juego: es perfectamente verosímil que los enemigos no detecten a Snake, incluso si están muy cerca, debido a lo bien que se integra con el entorno.
Dificultad
Desde el primer momento, el juego ofrece opciones pensadas para todo tipo de jugadores: desde quienes nunca han probado un Metal Gear, hasta los que buscan un desafío superior al habitual. Si es tu primera vez con esta entrega, lo más recomendable es comenzar con una dificultad media y seleccionar el modo con controles renovados, que mejora notablemente la experiencia para nuevos jugadores sin sacrificar la esencia del juego original.
Eso sí, elegir una dificultad más accesible no significa que el juego se vuelva un paseo por el parque. Entender las mecánicas de sigilo será prácticamente obligatorio para progresar con eficacia, aunque no es la única forma de avanzar. Si optas por un enfoque más agresivo, podrás eliminar enemigos sin preocuparte tanto por la discreción, pero los recursos limitados —munición, curaciones, comida— y la llegada de refuerzos enemigos pueden volverse un verdadero problema.
En cambio, si eliges el camino del sigilo, deberás buscar formas creativas y no convencionales de distraer, engañar o evitar a los enemigos. Esto implica usar al máximo los recursos del entorno, lo cual requiere experimentación, prueba y error. Aprender a leer los patrones de patrullaje, aprovechar la vegetación, manipular sonidos o incluso jugar con la inteligencia artificial del enemigo será clave para superar los niveles sin levantar sospechas.
Contenido
El remake incluye la historia completa del juego original, sin añadidos ni expansiones narrativas. Sin embargo, se han incorporado algunos modos adicionales y contenido exclusivo según la plataforma.
Uno de estos extras es el modo “Contra Simios”, basado en la franquicia Ape Escape, disponible de forma exclusiva para las versiones de PC y PlayStation. Por otro lado, la versión de Xbox contará con contenido temático de Bomberman. También se han añadido nuevos atuendos descargables, que permiten personalizar la apariencia de Snake.
Además, en un futuro cercano estará disponible un modo multijugador llamado FoxHunt, el cual llegará a todas las plataformas, aunque sin soporte para crossplay. Este modo aún no tiene fecha exacta de lanzamiento, pero promete extender la vida útil del juego más allá de la campaña principal.
La campaña tiene una duración aproximada de 18 horas, similar a la del título original. Este tiempo puede variar bastante dependiendo de tu conocimiento previo de la saga y tu estilo de juego. Existen logros y recompensas para quienes completen la historia rápidamente, lo que incentiva múltiples partidas y la optimización de rutas. Además, se añaden los patitos Gako a las ranas Kerotan como coleccionables en cada nivel, hasta un total de 64, que estarán muy bien escondidos.
En cuanto al modo «Contra Simios», se compone de cinco escenarios, los cuales se desbloquean progresivamente a medida que se avanza en la historia principal.
Lo positivo
Haciendo honor a su legado, este remake mantiene intacta la esencia que hizo grande a la saga Metal Gear: una combinación única de jugabilidad innovadora, narrativa compleja, personajes memorables y detalles icónicos, como el mítico sonido de alerta al ser descubierto, que ha trascendido generaciones y géneros dentro de los videojuegos.
Todos esos elementos siguen presentes, y por sí solos ya tienen un enorme valor. Pero si a eso le sumamos el apartado gráfico renovado, con escenarios repletos de follaje y funcionando a 60 fps, una iluminación mejorada —que brilla especialmente en las zonas de selva y espacios cerrados—, animaciones más precisas y cinemáticas espectaculares, el resultado es una experiencia visual y narrativa mucho más inmersiva.
Un aspecto que me gustó mucho —aunque no sea una novedad— es la profundidad de los personajes. Incluso aquellos con pocos minutos en pantalla logran despertar interés por su historia, su pasado o sus motivaciones. Cada uno, ya sea aliado o antagonista, se siente tridimensional. Todos parecen estar luchando por sus propios ideales, muchas veces en conflicto con la noción tradicional de justicia o lo que consideramos «el bien». Esa ambigüedad moral es parte de lo que hace tan rica a esta narrativa.
Lo negativo
Uno de los aspectos que definitivamente no me convenció fue la inteligencia artificial de los enemigos. Aunque sí obliga a usar estrategias —ya sea para avanzar sigilosamente, aturdir o eliminar oponentes de forma efectiva—, en muchos casos se siente inconsistente. Por ejemplo, a veces es posible dormir a varios enemigos en una misma área sin que el resto entre en estado de precaución, mientras que en otras ocasiones, apenas se detecta nuestra presencia, todos los enemigos parecen saber nuestra ubicación al instante, incluso sin que se haya dado tiempo a emitir una alerta. Esta falta de coherencia le resta credibilidad a la experiencia.
Otro detalle, menor pero molesto, es que cada vez que quería recolectar recursos de enemigos derribados, era obligatorio pasar por una animación en la que Snake levanta el cuerpo y lo vuelve a soltar. Es un proceso innecesariamente tedioso, sobre todo considerando que la mayoría de las veces los recursos disponibles en el entorno son suficientes, y rara vez era vital saquear a cada enemigo.
Por último, aunque entiendo y valoro la decisión de realizar un remake fiel al original, siento que Metal Gear Solid Δ: Snake Eater se queda a medio camino. Si bien hay mejoras importantes —como el sistema de control modernizado—, la jugabilidad base sigue sintiéndose como la de hace 20 años. Esto no es algo negativo por sí mismo, ya que el diseño original es sólido, pero sí queda la sensación de que había margen para ir más allá.
Viendo lo que Konami logró con el remake de Silent Hill 2 —reinterpretando niveles, diálogos y mecánicas—, esperaba una reinvención más ambiciosa. En Delta, no hay rediseños significativos de niveles ni contenido nuevo en la narrativa principal, y aunque el control se ha actualizado, en algunos momentos sigue resultando tosco o rígido en comparación con los estándares actuales.
Conclusión
Esta edición del juego original de 2004 reúne grandes virtudes: muchas provienen directamente del título clásico, y otras son incorporaciones modernas que elevan la experiencia. La renovación visual no es simplemente un “parche” gráfico; representa una verdadera mejora en la inmersión y el disfrute del juego.
La jugabilidad sigue siendo gratificante, con múltiples opciones para quienes prefieren un enfoque de acción más táctico y controlado. Aunque es cierto que se extrañan más riesgos creativos en el producto final, Metal Gear Solid Δ: Snake Eater parece haber encontrado un equilibrio entre preservar la esencia del original y adaptarse a los tiempos modernos.
En definitiva, este remake se perfila como un excelente punto de partida tanto para quienes deseen adentrarse por primera vez en la franquicia, como para Konami, que en los últimos años parece estar encontrando un nuevo rumbo con un enfoque más sólido en sus desarrollos.
RANK 4.5/5
Aún estoy en el sueño, un sueño en el que devoro serpientes.