Cine Reviews | El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim
5 de diciembre, 2024
Parece que fue ayer cuando experimenté toda la euforia de la primera trilogía cinematográfica basada en el mundo de Tolkien. Honestamente, puedo decir que fue la primera saga que dejó una marca indeleble en mi vida. La historia, los personajes y la manera en que se rodaron esos largometrajes fueron simplemente impresionantes, al punto de inaugurar una nueva era, donde una oleada de nuevos fans se unieron a la comunidad de seguidores del universo de Tolkien.
Antes de adentrarme en esta reseña, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Warner Pictures México por haber invitado a la redacción de Frames a la premier de esta película.
Volver a la Tierra Media es como abrir un libro que marcó mi vida, uno cuyas páginas guardan los ecos de valentía, sacrificio y esperanza que siempre he llevado en mi corazón. Con La Guerra de los Rohirrim, viajamos 183 años atrás en el tiempo, mucho antes de conocer a Frodo, Aragorn y los demás héroes de la Comunidad. Esta vez, seguimos a Helm Hammerhand, el legendario rey de Rohan, en una historia que me llegó como un susurro de las leyendas que alguna vez imaginé, perdido en las páginas de los libros de Tolkien, bajo la tenue luz que resplandece gracias a una antorcha.
La trama de la película se desenvuelve de manera impecable, llevándonos de la mano a través de un relato que no solo honra el legado de Rohan, sino que también lo expande de manera profunda y significativa. La animación es, en todo su esplendor, un arte que va más allá de lo visual. Desde los vastos campos de Rohan, donde los caballos galopan con una majestuosidad casi sagrada, hasta las sombrías fortalezas asediadas por el enemigo, todo está diseñado para sumergirme, de nuevo, en un mundo que he soñado recorrer innumerables veces. Cada cuadro parece estar lleno de vida, pero son esos pequeños detalles los que realmente lo hacen brillar: el temblor en una voz antes de una carga, el brillo de una lágrima en medio de la derrota, o el susurro del viento entre las estatuas de reyes pasados, como si las mismas piedras pudieran contar historias.
Wulf, el villano de la historia, es una fuerza oscura que realmente transmite esa esencia de odio y venganza que lo define. Cada uno de sus movimientos y palabras está impregnado de una furia destructiva que, como espectador, sientes en lo más profundo. No es solo un enemigo físico, sino una sombra de rencor que amenaza con devorar todo lo que Helm y su gente han construido. Su presencia es imponente, y la película sabe cómo desarrollar su carácter de manera que se convierte en una amenaza palpable, cuya crueldad no solo es temida, sino también comprendida a un nivel emocional.
Lo que más me conmovió fue cómo supieron transmitir la esencia de los personajes y aunque no soy muy conocedor del universo de Tolkien, sé que esta entrega es igual de buena e incluso supera a lo que conozco del mundo de Tolkien . Aunque ya conocemos la valentía de los Rohirrim , esta historia va más allá, desenterrando las raíces de un pueblo que lucha no solo por sobrevivir, sino por preservar su esencia y su honor. Es imposible no sentirte conectado con ellos, especialmente cuando ves a Helm dispuesto a sacrificarlo todo por su gente, enfrentándose a la adversidad con una mezcla de furia y amor por su tierra, como si sus mismos latidos fueran los de todo Rohan.
Ver este largometraje que cabe destacar, supera los 12o minutos, fue como abrir una ventana al pasado de un mundo que, de alguna forma, siempre he sentido como mío. Es más que una historia de batallas; es un recordatorio de la fuerza que reside en proteger aquello que amas, incluso cuando todo parece perdido. Los momentos finales, cargados de emoción y significado, me dejaron reflexionando sobre las sombras de sacrificios que siempre han forjado los cimientos de los grandes relatos.
Si amas la Tierra Media, o si te gustan las películas con una historia profunda, con guerras y bien hecha, La Guerra de los Rohirrim es una pelicula que no querrás perderte. Es un puente hacia el legado que conocemos, pero también un recordatorio de que cada piedra en el camino tiene una historia que contar, y cada historia, como las de los Rohirrim, nos define.
Ojalá algunos día podamos ver adaptado El Silmarillion.
Dios Gokú