20 de noviembre, 2024

Creer en un ser divino siempre ha sido un tema rodeado de controversia. En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados y los cambios culturales nos invitan constantemente a replantearnos quiénes somos y qué lugar ocupamos en el universo, la fe parece tambalearse más que nunca. En medio de esta incertidumbre, llega Hereje, que se presenta como una propuesta que no busca respuestas fáciles, sino que, al contrario, profundiza en la confusión, retando nuestras creencias más arraigadas. 

Agradezco a Diamonds Film México por la invitación y sin más preámbulo, aquí están mis impresiones de esta intrigante película.

Hereje nos adentra en una experiencia cargada de tensión psicológica y simbolismo, donde la fe y el miedo se entrelazan en una narrativa profundamente reflexiva. La trama sigue a dos hermanas mormonas que, decididas a cumplir su misión de predicar la palabra de Dios, llegan a una casa apartada en el campo. Allí, un hombre mayor las recibe con amabilidad, invitándolas a entrar mientras promete traer a su esposa para que puedan hablar con tranquilidad. Sin embargo, lo que parece ser un encuentro ordinario pronto se transforma en una experiencia inquietante, marcada por cuestionamientos que poco a poco desmoronan las certezas de las jóvenes.

El guion de Hereje se destaca por su capacidad para sostener una tensión constante, llevando al espectador de la aparente calma inicial al caos psicológico. Las actuaciones son memorables: las protagonistas transmiten de forma genuina el desconcierto, el temor y la lucha interna que atraviesan, mientras que el hombre, con su presencia serena pero perturbadora, guía la trama hacia un terreno oscuro e inesperado. A través de acertijos y conversaciones filosóficas, la película no solo desafía a sus personajes, sino también a la audiencia, invitándola a reflexionar sobre los límites de sus propias creencias.

La ambientación juega un papel crucial, convirtiendo cada rincón de la casa en una extensión de la narrativa. Desde la acogedora sala de estar hasta los pasadizos oscuros y laberínticos, el diseño de producción refuerza la sensación de encierro y desorientación. Este uso de los espacios, junto con un manejo sutil de luces y sombras, crea una atmósfera claustrofóbica que mantiene al espectador al filo del asiento.

A pesar de sus logros, Hereje no está exenta de detalles que podrían dividir opiniones. La película requiere del espectador una atención cuidadosa, ya que el peso de los diálogos y la información presentada puede ser abrumador. Para algunos, verla doblada podría ser una solución, aunque esto sacrificaría parte de la autenticidad de las actuaciones originales. Asimismo, aunque el desenlace presenta ideas interesantes, algunas escenas finales podrían sentirse un tanto inverosímiles, dejando una ligera sensación de desconexión.

Es importante destacar que Hereje no es una película para quienes buscan efectos visuales extravagantes o un espectáculo sonoro abrumador. Su enfoque es más sobrio, priorizando el desarrollo emocional y la incomodidad constante por encima de los artificios técnicos. Este estilo narrativo puede no ser para todos, pero sin duda resonará en quienes valoran las historias introspectivas y cargadas de simbolismo.

Para cerrar considero que Hereje es una obra que trasciende las convenciones del género para ofrecer una experiencia profundamente reflexiva. Sus actuaciones, ambientación y exploración de temas complejos la convierten en una película que, pese a algunos tropiezos, logra cautivar e inquietar. Una historia que invita a cuestionar lo que creemos conocer, atrapándonos en su atmósfera de misterio y desafío intelectual hasta el último minuto.

Estreno 21 de noviembre, 2024

Dios Gokú