Especial | Así se vivió el 13° Festival Medieval la Marquesa Internacional 2025

11 de abril, 2025

El equipo de Frames tuvo la fortuna de asistir al evento medieval que se llevó a cabo el 5 y 6 de abril de este año en el Valle del Silencio, ubicado en La Marquesa, Estado de México, y queremos compartir con ustedes cómo lo vivimos.

Antes de comenzar, quiero agradecer a Mundo Medieval México por hacernos llegar unos pases de cortesía a la redacción de Frames para poder asistir.

Seguramente has escuchado a algún tío insistente decir “deja de ver la pantalla de tu celular y sal a respirar aire fresco”. Pues bien, realmente, estando en el evento nos sentimos así: totalmente desconectados del mundo moderno y en contacto con la gente y la naturaleza. Apenas entramos al Valle del Silencio, nos percatamos de que una gran cantidad de asistentes estaba ataviada con sus mejores galas medievales o de fantasía nórdica. Pudimos ser testigos de príncipes, princesas, vikingos y templarios, junto a personajes fantásticos como hadas, duendes y otros seres, dignos de haber salido de un juego de Dungeons & Dragons. Los que no llevábamos disfraz sentimos cierto desentonar frente a tanta dedicación por sumergirse en la atmósfera del evento.

Cabe mencionar que la llegada al lugar, desde la carretera hasta encontrar lugar en el estacionamiento y desplazarnos al recinto, fue realmente rápida. Tal vez fuimos de los que llegamos temprano (aproximadamente a las 12 pm), pero resultó muy cómodo pasar del coche a la entrada del evento.

Como les comentaba, además de encontrarnos con una gran variedad de cosplays, nos quedamos sin señal de Internet. Esto, lejos de ser negativo, potenció la sensación de habernos perdido en una época distinta, en la que lo moderno se desvanecía para dar paso a armaduras, espadas, cascos y capas, logrando una experiencia verdaderamente inmersiva.

Lo primero que vimos al ingresar fue el mercadillo, y vaya que era un gran mercado de artesanías y artículos relacionados. Podías encontrar desde vestidos y atuendos para no quedar fuera de la moda medieval, hasta lecturas de cartas, gaiteros deambulando para alegrar el ambiente, águilas y halcones reales con los que tomarte fotos, entre muchas otras cosas. Algo que me agradó especialmente fue la opción de “poner” a tu ser querido en una guillotina, mientras se colgaban letreros alusivos a la “fama” del desafortunado, en tono de broma, al punto de simular una humillación previa a confesar y arrepentirse de sus pecados.

Fuimos testigos de cómo el área de campamento fue creciendo conforme pasaban las horas, lo que ayudó a conformar un paisaje muy mágico: tiendas de campaña, un frondoso bosque de fondo y, a un lado, el humo proveniente de los puestos de comida.

Ahora, en cuanto a la comida, quiero dar mi opinión sincera: uno de los pocos aspectos negativos fue precisamente este. Desde el inicio, las filas para comprar un hotdog vikingo, carne a la parrilla o una buena bebida de hidromiel eran larguísimas. Ni siquiera un ride de Disney te hace esperar tanto. Aunque esto podría variar en futuras ediciones, la cantidad de personas superó lo esperado, y no fue solo en la sección de alimentos; a pesar de contar con sillas y mesas, la organización no alcanzó a dar abasto, y muchos terminaron comiendo en el piso, junto a lo que antes fue un bote de basura, ahora una gigantesca montaña de basura repleta de vasos, botellas y platos desechables. Muy deficiente este aspecto, sin mencionar que los precios dejaban mucho que desear.

Volviendo a lo bueno y comentando los espectáculos, pudimos disfrutar del concurso de orcos organizado por nuestro amigo Orco, en el cual, además de premiar al mejor asistente disfrazado de orco, arrancó carcajadas con su inconfundible sentido del humor. También tuvimos la oportunidad de tomarnos fotos con la increíble Ameyali, una veterana del evento, quien amablemente posó con nosotros e invitó a asistir a la noche de orcos.

En el escenario principal presenciamos la Batalla “La Traición de la Princesa”, donde varios vikingos lucharon por defender el honor de la princesa, quien al final terminó eliminando a todos… un desenlace épico.

Pasadas las 4 de la tarde, comenzó lo mejor del evento: el show internacional de Justas a Caballo. Vimos el desfile de los 7 reinos, primero con sus soberanos montando caballos y luego con los guerreros representantes de cada uno, acompañados por sus respectivos equipos de bailarines y músicos. Seguidamente, iniciaron las justas, divididas en pruebas como tiro con arco, lanzar la lanza al blanco, cortar la verdura con la espada, entre otras impresionantes hazañas. Resulta difícil encontrar palabras que hagan justicia a la experiencia: ver caballos con armadura, portando los colores y escudos de cada reino, montados por caballeros caracterizados de pies a cabeza y con estandartes en mano, todo acompañado del resonar de gaitas, era un espectáculo que en ciertos momentos te hacía sentir en una película o transportado a otra época, despertando en mí el anhelo por haber nacido en aquellos tiempos.

Una vez terminado el espectáculo ecuestre, presenciamos las batallas entre caballeros. Fue impresionante ver las armaduras completas (con sólo decir que un caso pesa más de 10 kilos) mientras se enfrentaban con golpes reales, usando sus escudos y habilidades al máximo para sobrevivir en una contienda campal digna de las leyendas artúricas.

Para cerrar con broche de oro, nos dirigimos al escenario secundario para ver de cerca y en primera fila el Show de Orcos. Allí, demostraron una coreografía increíble que haría enorgullecer a Lady Gaga (y a Michael Jackson, aunque él ya está en el cielo). Con efectos de pirotecnia, magia y cambios de vestuario en pleno escenario, deleitaron y animaron la noche de los asistentes, quienes disfrutábamos bajo la luz de la luna y el manto estelar. Fue, sin duda, el mejor momento de la velada.

Una vez finalizado el show, pasamos a presenciar el espectáculo de fuego, el cual lucía magnífico. La escasa iluminación del lugar permitió que las llamas iluminaran las gradas, dejando boquiabiertos a los espectadores con coreografías tan arriesgadas.

Para los afortunados que pudimos acampar, les comento que es una opción muy recomendable. De noche se puede escuchar el murmullo del viento entre el bosque y amanecer con el sonido de cuernos, que te invita a disfrutar del segundo día, en el que vivenciamos el Desafío de Thor, la Batalla de Excalibur y una segunda parte del Show de Justas a Caballo.

En conclusión, fueron un par de días en los que verdaderamente nos sentimos desvinculados del mundo moderno y pudimos reconectar con la naturaleza y con aquello que en otro tiempo era fundamental: valores, buena comida y compañía. Son recuerdos imborrables que nos dejó este gran evento, al que recomendamos asistir en su próxima edición. Eso sí, vayan abrigados para la noche, con calzado cómodo, protector solar y gorra o sombrilla, ya que el sol durante el día no cedió ni un momento. Por último, si desean comer sin desembolsar grandes cantidades de dinero, antes de entrar al evento encontrarán los típicos negocios de comida de La Marquesa, que son una excelente opción.

Zacek

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