Cine Reviews | Until Dawn

23 de abril, 2025
Soy fan del survival horror desde su época dorada, esa era mágica de los 2000 donde los sustos no venían con explosiones ni escopetas recortadas, sino con el simple sonido de unos pasos en un pasillo vacío. Juegos como Clock Tower 3, Haunting Ground y el maldito y olvidado Rule of Rose fueron mi escuela. No eran solo juegos, eran rituales: luces apagadas, audífonos puestos y un corazón dispuesto a sufrir.
Esos títulos me enseñaron que el verdadero terror no es el que grita, sino el que susurra. El que no te da armas, solo te da opciones para correr o esconderte mientras sientes que algo te respira en la nuca. Y aunque el género ha cambiado con los años, cuando Until Dawn llegó a mi vida, sentí ese cosquilleo familiar. Ese “esto se parece a lo que me hizo amar el horror”… pero con un giro fresco.
Antes de continuar con esta reseña, quisiera agradecer a Sony Pictures México por la invitación al equipo de Frames a la función de medios.
Until Dawn es un homenaje directo y consciente al terror adolescente que marcó a toda una generación, pero con alma de videojuego y cerebro de thriller interactivo. La película que viene en camino solo toma el nombre y algunas referencias estéticas, pero no adapta la historia, los personajes ni el concepto narrativo del juego.
O sea, si vienes buscando una versión live action de ese drama montañés con actores conocidos y decisiones que te hacen sudar el control… mejor quédate con el juego. La película va por otro camino. Es otra historia, otro enfoque, otra cosa.
Si hay algo que Until Dawn logra, es atraparte en una atmósfera donde el terror no se limita solo a los sustos, sino que se construye a través de la tensión constante, la paranoia, y ese sentimiento de claustrofobia mental que no te suelta. La cabaña, aislada del mundo, no es solo un escenario, es casi un personaje más. Es ese lugar donde las reglas de la realidad parecen diluirse y lo sobrenatural se cuela con pasos sigilosos.
El estilo visual recuerda a las clásicas películas de terror adolescente de los 90s, como Destino Final o Scream. De hecho, si eres fan de esas películas, Until Dawn puede sentir un poco como un tributo a esas épocas doradas del horror teen. Esas tramas en las que los personajes van siendo eliminados uno a uno, mientras se enfrentan a su destino, pero con ese toque de «¿y si alguien más está detrás de todo esto?». Las muertes no son solo por azar; tienen ese aire de inevitabilidad, de que la muerte siempre está al acecho, esperando a que te equivoques un segundo.
Claro, la película juega con el “efecto mariposa” a lo largo de la trama. Las decisiones de los personajes no son tan interactivas como en el videojuego, pero la narrativa se adapta a los giros. Hay momentos que parecen ser meras coincidencias, pero conforme avanza el desenlace, te das cuenta de que esas pequeñas elecciones, esos pequeños detalles, realmente cambiaron el curso de todo. El terror en Until Dawn no es solo el de un asesino con machete; es el terror psicológico que genera la incertidumbre de no saber qué vendrá a continuación.
Ahora, lo que debes saber es que la película no adapta el videojuego en cuanto a historia o personajes. No es una versión live-action del juego, aunque se nota que se inspiraron en su esencia. La historia se toma algunas libertades, y es más una especie de homenaje a ese tipo de horror que conocemos de los videojuegos de terror interactivo, donde lo importante no solo es el “quién lo hizo” sino también el cómo y el por qué. La película toma el nombre y algunas referencias del juego, pero no cuenta la misma historia.
En lugar de explorar el concepto de las decisiones que alteran el curso de los eventos como en el videojuego, la película opta por mantener el enfoque más clásico de un slasher con giros dramáticos, que ya vimos en películas como Scream, Destino Final, y otras joyas de los 90s y principios del 2000.
Si eres fan del terror clásico, sobre todo del estilo adolescente que explora las paranoias y los miedos existenciales de esos momentos antes de la tragedia, Until Dawn (la película) te va a dar algo que vale la pena. No es el clásico slasher vacío, y aunque no cuenta con los matices interactivos del videojuego, su atmósfera tensa, sus personajes y sus giros te van a mantener al borde del asiento.
Ahora bien, si buscas una adaptación fiel del videojuego, entonces te va a dejar con ganas de más. Si quieres ese mismo sentimiento de estar tomando decisiones que importan, entonces mejor quédate con el juego.
Pero si lo que quieres es sentarte a ver una película de terror que te recuerde a aquellas noches de maratones con amigos, donde discutías teorías sobre quién sobreviviría y quién caería primero, esta película tiene el toque perfecto de nostalgia.
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Dios Gokú