Cine Reviews | Aquí
19 de diciembre, 2024
La vida es un enigma que a menudo escapa a nuestra comprensión. Cuando somos niños, parece un vasto universo lleno de posibilidades infinitas, donde no existen limitantes y nuestros recursos —esos pequeños ítems que nos permiten avanzar— parecen interminables. Desde nuestra inocencia y privilegio, creemos que siempre estarán ahí, esperando a ser usados, siempre y cuando sepamos administrarlos.
Pero al crecer, esta ilusión se desmorona, y la perspectiva cambia de forma drástica. Nos enfrentamos a la auténtica dificultad que es vivir, una experiencia compleja que va mucho más allá de lo que alguna vez imaginamos. La vida nos arroja retos imposibles de enumerar, responsabilidades que pesan más de lo que creímos poder soportar. Y, entre todo esto, se desvanecen los sueños que alguna vez plantamos en los fértiles suelos de nuestra niñez.
Esos sueños, nacidos de un anhelo puro, quedan relegados, desatendidos, enterrados bajo las exigencias de un patrón impuesto por la sociedad o por la cruel necesidad de sobrevivir. Nos obligamos a seguir caminos que no elegimos del todo, a buscar la forma de proveer los mismos ítems que un día nos dieron cuando éramos niños. Pero en ese esfuerzo por cumplir, por encajar, por sobrevivir, olvidamos lo que nos hacía vibrar, lo que alguna vez nos llenó de esperanza.
Antes de continuar quisiera agradecer a Corazon Films por su invitación al equipo de Frames a este largometraje, lo que me permite compartirles mi opinión.
Aquí, dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Tom Hanks, es un regalo cinematográfico que invita a reflexionar sobre el paso del tiempo, las conexiones humanas y nuestra relación con el lugar que llamamos hogar. Inspirada en la novela gráfica de Richard McGuire, la película toma como escenario una sola habitación, pero abarca siglos de historias, emociones y vidas que, de una forma u otra, dejan su huella en este espacio.
La impecable edición es, sin duda, el corazón palpitante de esta obra. Cada transición entre épocas fluye con una precisión que casi parece mágica. En un instante estamos en el siglo XIX, y al siguiente, presenciamos un momento íntimo de una familia en el siglo XXI. Las líneas del tiempo se entrelazan con una elegancia que te deja maravillado, y cada detalle —un objeto, un gesto, una palabra— cobra un significado profundo.
Pero más allá de su perfección técnica, Aquí logra conectar en un nivel profundamente humano. A medida que las historias de diferentes generaciones se despliegan, emerge un tema universal: la tendencia de los seres humanos a posponer lo importante. Personalmente, esta película me confrontó con un aspecto que me resulta demasiado familiar: esos momentos en los que dejamos para mañana una llamada, una disculpa o un sueño, pensando que siempre habrá tiempo. Y sin embargo, la vida sigue su curso, llevándose consigo las oportunidades que dejamos escapar.
La interpretación de Tom Hanks es, como siempre, impecable. Con su capacidad única para transmitir emociones complejas con una mirada o un suspiro, se convierte en el ancla emocional de la película. Te invita a compartir su viaje, a sentir su nostalgia, su arrepentimiento y, finalmente, su redención. Es imposible no emocionarse con su desempeño.
Aquí no es una película convencional. Es una experiencia que te envuelve, te cuestiona y, al mismo tiempo, te reconforta. Salí del cine con una sensación de melancolía, pero también con una chispa de esperanza, recordando que, aunque el pasado no puede cambiarse, el presente siempre está a nuestro alcance y depende de nosotros ajustar el camino para que el futuro tenga esa vibra que te permita continuar con lo difícil que puede llegar a ser la vida.
Aquí es un homenaje al tiempo, al espacio y a la humanidad. Es una película que merece ser vivida, porque, como sugiere su título, el único lugar donde realmente podemos estar es realmente aquí.
Dios Gokú