Cine Reviews | Alas Blancas
5 de diciembre, 2024
Una de las etapas más importantes en la vida de una persona es sin duda la escuela secundaria. Cuando te haces mayor y volteas hacia atrás, los momentos más memorables e indelebles son aquellos que vivimos cuando éramos adolescentes, experimentando vivencias y crecimiento personal que se reflejará en la vida adulta, y seguramente durante el resto de nuestras vidas.
Antes de entrar de lleno a la reseña, el staff de Frames agradece a Corazón Films por la invitación que nos hizo llegar a la redacción.
Volviendo a los momentos que nos marcan en la vida, esto ocurre con Julian, un chico de 15 años (interpretado por Bryce Gheisar), la figura central de la serie de libros y novelas gráficas «Wonder», la inspiración detrás de la película de 2017 del mismo nombre y esta nueva secuela que se conecta de manera suelta. La historia retoma donde su predecesora quedó, con Julian retomando su vida escolar en una nueva academia privada después de haber sido expulsado de su escuela anterior. No está seguro de cómo encajar, especialmente cuando se enfrenta a otros con comportamientos similares que lo expulsaron de su antigua escuela. Ahora, sin embargo, tiene la oportunidad de cambiar su destino y comenzar de nuevo, en gran parte gracias a una visita de su abuela parisina, la renombrada artista Sara Blum (Helen Mirren), quien visita a su familia en Nueva York para asistir a una retrospectiva de su obra en un museo.
Sara puede ver que Julian está teniendo dificultades, por lo que comienza a contarle una historia sobre su vida cuando tenía su edad, con la esperanza de que le ayude. Relata con detalle los desafíos que enfrentó al vivir en la Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Como judía, buscaba evadir la captura a manos de los alemanes y sus colaboradores franceses, recibiendo una ayuda inesperada de un amable compañero de clase (convenientemente llamado Julien (Orlando Schwerdt)) que sufría de polio y tenía dificultades para caminar con la ayuda de una muleta.
Habiendo sido objeto de ridículo constante e injustificado debido a su discapacidad, Julien podía relacionarse con el desprecio infligido a la joven Sara (Ariella Glaser), interviniendo para protegerla con la ayuda de sus compasivos padres (Gillian Anderson y Jo Stone-Fewings). A través de una serie de extensos flashbacks, la anciana Sara relata así su historia, enfocándose en las virtudes de lo que la bondad puede lograr para aquellos en necesidad, un mensaje que su nieto necesita escuchar si espera comenzar de nuevo, justo el tipo de relato educativo que ella cree que puede usar.
El director ganador del Oscar, Marc Forster, ha ensamblado así una historia esclarecedora para audiencias jóvenes, especialmente en una era en la que esos valores están siendo olvidados en todos los rincones de la sociedad contemporánea. La tolerancia, la compasión y la bondad son claramente las principales virtudes defendidas aquí (aunque a veces de manera un poco demasiado obvia, cliché y exagerada para mi gusto), pero en ocasiones se necesita un enfoque tan contundente para llevar estos mensajes a casa, especialmente en tiempos tan cínicos como los que vivimos actualmente.
La película también tiende a decaer en el segundo acto, con un ritmo que podría acelerarse, diálogos un poco descuidados que podrían haber sido más agudos y concisos, y cambios de tono que son un poco drásticos para ser creíbles. Sin embargo, hay muchos momentos conmovedores y alentadores en este film, lo que la convierte en una buena opción para ver en familia y una elección adecuada para los espectadores más jóvenes que podrían encontrar un tema muy difícil de tratar, visto desde una perspectiva diferente. De cualquier manera, hay valiosas lecciones que se pueden tener al ver Alas Blanca a pesar de sus deficiencias, y eso podría contribuir en gran medida a ayudar a remodelar los valores necesarios para crear un mundo mejor.
Es una historia emocionante que nos enseña gentilmente sobre la humanidad. Sigue caminos familiares y evita mostrar monstruosidades, pero la idea general penetra como una flecha en el corazón de toda la audiencia. No intenta demasiado ser un melodrama lacrimógeno, pero se convierte en uno debido a la historia de fondo y la trama.
Esta película no necesita muchas complicaciones más, porque la historia y la trama se venden por sí mismas. Está bien contada y sabe cómo construir un trasfondo sólido y aún así seguir siendo una película para toda la familia. Los actores principales son jóvenes y muy buenos, y cuentan con la ayuda de veteranas fenomenales como Helen Mirren y Gillian Anderson.
En una nota personal, fue increíble ver a alguien de tal virtud y desinterés retratado en esta película. El hecho de que esta relación no se encendiera y alimentara por lujuria o típicas hormonas, ni por algún beneficio egoísta. El hecho de que arriesgara su vida por ella innumerables veces, todos los días durante casi 2 años, cuidándola, a pesar de que ella lo ignoraba como compañeros de clase, amándola y animándola en sus habilidades artísticas, sin ningún motivo oculto, y aun poniendo a un lado cualquier sentimiento personal, haciendo de su seguridad su prioridad por encima de todo, sin pedir nada a cambio, es el epítome de un verdadero y desinteresado amor.
Alas Blancas es una historia del Holocausto bien contada y bien actuada que me tomó por sorpresa, porque no había leído mucho al respecto y esperaba que fuera algo más similar a la primera película de «Wonder«. Ha tomado una dirección realmente diferente y exitosa, y es una de las mejores películas del año, que me alegro de no haberme perdido.
Zacek