Gaming Reviews | Life is Strange Double Exposure

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28 de octubre, 2024

Las aventuras gráficas, aunque nunca han sido el género más popular, han comenzado a hacerse un lugar en este lado del mundo en los últimos tiempos. Recuerdo con claridad la primera vez que jugué uno de estos títulos; fue una emoción completamente distinta a la que suelo sentir con otros videojuegos. Había algo especial en esos juegos, como si cada paso te invitara a perderte en un universo nuevo, donde cada decisión pesaba como si en verdad llevaras el destino de los personajes sobre tus hombros. Era más que simplemente seguir la trama; era vivir una historia en carne propia, donde cada elección dejaba una huella tangible en el devenir de los protagonistas.

Personalmente, he seguido esta franquicia casi desde sus inicios, y curiosamente todo comenzó por una coincidencia. Recuerdo haber tenido la oportunidad de adquirir una copia a un buen precio, sin imaginar que aquello cambiaría por completo mi relación con estos juegos. Desde ese momento, me convertí en un fan incondicional, y lo que empezó como una simple compra, se transformó en un profundo interés por todo lo que esta franquicia tiene para ofrecer.

Los géneros hermanos, como las novelas gráficas y las aventuras point-and-click, comparten esa esencia única que los aparta de lo tradicional. Puede que el ritmo en estos juegos sea más pausado, pero es precisamente eso lo que los vuelve tan absorbentes. Te hacen detenerte, pensar y repensar cada paso que das, hasta el punto en que te encuentras reflexionando sobre los caminos no tomados incluso cuando ya has dejado el control a un lado. Esa sensación de inmersión, de estar tan involucrado en una narrativa, es algo que todavía me acompaña, como si en cada uno de esos juegos dejara una parte de mí.

Life is Strange tiene un lugar muy especial en mi corazón. Las tramas trágicas que presenta me transportan a mi infancia, cuando veía aquellos dramas intensos de Casos de la Vida Real (si creciste en los 90, seguro que lo recuerdas, ja, ja). Esas historias crudas, desgarradoras, se sentían tan cercanas, y de alguna manera, Life is Strange logra capturar esa misma esencia. En un tono más serio, estas narrativas reflejan realidades dolorosas que ocurren en cada rincón del mundo, lo que les da un peso emocional tan profundo y duradero.

Lo que distingue a Life is Strange es la forma en que consigue que te involucres de verdad. Cada decisión que tomas se siente como una carga, no solo en el presente, sino en el futuro del personaje. Te encuentras pensando y repensando cada respuesta, porque sabes que las consecuencias no solo los afectan a ellos, sino que de alguna manera, te alcanzan a ti. Es como si estuvieras escribiendo tu propio destino a través de ellos, sintiendo el peso de cada elección.

Y sin más preámbulos, quiero agradecer a Square Enix Latam por enviarnos una copia del juego para la redacción de Frames y permitirnos hacer esta reseña.

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Comenzamos

 

La vida es extraña. Es una frase que seguramente todos hemos pensado en algún momento, especialmente cuando nos encontramos en situaciones que desafían nuestra comprensión. Nos preguntamos, ¿por qué suceden las cosas de esta manera? ¿Por qué algunas de nuestras acciones, que a veces parecen tan inofensivas, pueden desencadenar consecuencias malas o incluso catastróficas? Ese sentimiento de incertidumbre, esa sensación de que el destino juega con nosotros, es el núcleo de experiencias que viviremos en Life is Strange Double Exposure.

Retomando esa reflexión, volvemos a encontrarnos con una vieja conocida: Max Caulfield. Ha pasado tiempo desde aquel primer suceso que marcó su vida, y su madurez se siente a lo largo de esta nueva entrega. Los años no han pasado en vano para Max; cada decisión que tomó, cada evento que enfrentó, la ha moldeado, dándole una profundidad que no teníamos en su primera aparición. Su poder de retroceder el tiempo, que en su momento parecía la solución a todo, se revela como una herramienta que no siempre puede salvarnos de las consecuencias inevitables de la vida. Aunque en su día esos dones resolvieron ciertos problemas, también trajeron consigo un peso emocional que sigue persiguiéndola.

Ver cómo Max ha evolucionado, cómo ha aprendido a vivir con las cicatrices del pasado, es un recordatorio de que todos cambiamos con el tiempo. La vida, con sus giros y vueltas inesperadas, nos obliga a crecer, aunque no siempre sea de la forma que esperábamos. Y eso es lo que Life is Strange logra capturar con tanta autenticidad: el paso del tiempo, el impacto de nuestras decisiones, y cómo, a veces, las cosas no pueden volver a ser como eran antes.

Es imposible no empatizar con Max en esta nueva etapa de su vida. Aunque sus poderes nos asombran, es su humanidad la que realmente nos conmueve. La historia de Life is Strange no es solo un viaje a través del tiempo y el espacio, sino una reflexión sobre la vida misma, sobre el dolor y la belleza de las segundas oportunidades. Cada momento, cada decisión, nos deja con esa incómoda pero fascinante sensación de que, a pesar de todo, la vida seguirá siendo extraña, impredecible y profundamente humana.

Historia

 

La Universidad de Caledon nos da la bienvenida en Life Is Strange: Double Exposure, y con ello, la vida de Max toma un giro que pocos habríamos imaginado. Para los fans más fieles de las tramas anteriores, estos cambios pueden parecer drásticos, pero así es la vida, llena de transiciones inesperadas. A menudo creemos que algunas cosas —un objeto, una relación— están destinadas a durar para siempre, pero la realidad es que todo cambia. En este nuevo capítulo, Max se enfrenta a la vida de una manera completamente distinta, dejando atrás personajes del pasado, como todos hacemos en algún momento.

Ahora, Max se encuentra en la universidad, donde imparte un taller de fotografía como una especie de profesora no fija. Está rodeada de nuevas caras, nuevos amigos y nuevas relaciones que parecen prometerle una especie de paz, de estabilidad que tanto le faltaba. Por un breve momento, parece haber superado las cicatrices que el tiempo le dejó. Han pasado años desde aquellos eventos que la marcaron para siempre, y aunque juró no volver a usar sus poderes, esa sombra ha estado siempre presente, acechando en silencio. Como esos recuerdos que todos llevamos dentro, que intentamos olvidar, pero que nunca se desvanecen del todo.

El primer capítulo… ahí fue donde realmente sentí que Max ya no era la misma. Cada gesto, cada palabra, reflejaban una madurez que solo el tiempo puede otorgar. Era como ver a alguien que ha aprendido a dejar el pasado en pausa, al menos por un tiempo. Si has seguido su historia desde el principio, lo notarás. Yo lo noté. Y no pude evitar sentirme reflejado en su evolución. Porque, seamos sinceros, todos hemos pasado por esos momentos, especialmente durante nuestra época escolar, donde las decisiones que parecían tan triviales terminan marcando nuestras vidas de una manera profunda cuando las miramos desde la adultez.

Pero todo cambia una noche. Safi, una amiga cercana de Max, es asesinada en circunstancias tan extrañas que parecen sacadas de una pesadilla. Una de esas que te despiertan en medio de la noche, sudando frío y cuestionando si fue real. Max, incapaz de aceptar la tragedia, decide romper su promesa y usar sus poderes una vez más. Pero esta vez, las reglas del juego han cambiado. En lugar de retroceder en el tiempo, Max descubre que puede moverse entre dos líneas temporales. En una, Safi está muerta. En la otra, sigue viva, pero acechada por un peligro constante que parece respirarle en la nuca.

Aquí es donde el peso de la historia se siente más fuerte. Max es la única que puede resolver este misterio, y cada decisión, cada paso que da, la arrastra más y más hacia el abismo. No hay héroes en esta historia, no hay salvadores. Solo está ella, enfrentando no solo a las circunstancias, sino también a sus propios demonios. Con cada error, la bola de nieve crece, amenazando con aplastarla.

Lo más devastador es que no se trata solo de salvar a Safi. Cada acción que tomas afecta no solo las dos realidades, sino también a Max misma, a lo que una vez fue y a lo que está destinada a ser. Esa es la verdadera lucha: evitar que Max se pierda en el proceso, porque cuando el peso de las decisiones es tan grande, lo que realmente está en juego es su propia alma.

Double Exposure no es solo una historia de tragedia, es una experiencia que te invita a reflexionar sobre el costo de nuestras decisiones. Porque, tal como en la vida real, cada elección importa, y las segundas oportunidades a veces tienen un precio demasiado alto.

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Jugabilidad

 

Este apartado del juego es bastante sencillo, ya que se basa principalmente en moverte por el entorno y ejecutar comandos dependiendo de las situaciones que enfrentas. A medida que exploras los distintos escenarios, encontrarás objetos con los que puedes interactuar. Para ello, deberás presionar los botones que se indiquen en pantalla. De la misma forma, si deseas entablar una conversación con algún personaje, bastará con seleccionar el botón adecuado para iniciar el diálogo.

Sin embargo, la verdadera complejidad de esta mecánica surge durante la toma de decisiones. En ciertas situaciones, te enfrentarás a elecciones en las que el tiempo será un factor crucial. Deberás decidir de manera rápida y precisa, sabiendo que la tensión aumentará a medida que la decisión se vuelva más apremiante. El mando vibrará para transmitir esa sensación de urgencia, como si tu propio corazón latiera con fuerza ante la gravedad del momento.

Es aquí donde el juego realmente logra captar tu atención, ya que esas decisiones no solo afectan el desarrollo inmediato de la historia, sino que también pueden tener repercusiones a largo plazo. Este sistema aporta una capa de inmersión adicional, poniendo a prueba tu capacidad para manejar situaciones límite. Aparte de estos momentos de alta tensión, la jugabilidad se mantiene simple y accesible, sin detalles técnicos adicionales que destacar

Gráficos 

 

Los entornos en el juego juegan un papel crucial, no solo por su aspecto visual, sino también por su funcionalidad dentro de la narrativa. Los paisajes y escenarios están llenos de detalles que capturan la atención del jugador desde el primer momento. Cada rincón parece haber sido cuidadosamente diseñado, lo que es esencial cuando te encuentras en la búsqueda de pistas que te ayuden a desentrañar el misterio principal. No se trata solo de moverte por el mundo del juego, sino de observar y analizar lo que te rodea para avanzar en la historia.

Un ejemplo que me viene a la mente es una misión en la que necesitabas encontrar un libro específico. La pista te guiaba hacia un estante en particular, y aunque parecía una tarea sencilla, el nivel de detalle en la representación de los estantes realmente destacaba. Los números de los estantes eran perfectamente visibles, lo que añadía una capa de realismo a la experiencia y hacía que la búsqueda se sintiera más natural y orgánica. Este tipo de interacción con el entorno no solo es intuitiva, sino que también genera una sensación de logro cuando encuentras lo que estás buscando.

Pero más allá de la funcionalidad, el juego se esfuerza en ofrecer escenarios que invitan a la contemplación. Elementos decorativos como las estatuas, los cuadros o incluso el mobiliario están tan bien trabajados que uno siente la necesidad de detenerse por un momento para admirar su belleza. Es fácil perderse en los detalles, como las texturas y la iluminación, que contribuyen a la creación de una atmósfera única y envolvente.

Este cuidado por los entornos no solo refuerza la inmersión, sino que también le da un valor añadido al juego, haciendo que cada área sea digna de explorar a fondo. La sensación de estar en un espacio auténtico y creíble es clave para mantener al jugador comprometido, ya que no solo se trata de resolver un misterio o completar una misión, sino de disfrutar el proceso de descubrimiento en un mundo visualmente fascinante.

Dificultad

 

La dificultad en este juego no se mide en niveles, barras de vida o enemigos imbatibles. No existe una curva de aprendizaje tradicional, ni momentos en los que tengas que ajustar la dificultad en un menú. Todo fluye de manera orgánica, casi como si estuvieras viviendo una experiencia más que jugando un videojuego. Y, curiosamente, es ahí donde radica su verdadero reto: en la vida misma, en esos momentos en los que te enfrentas a decisiones sin saber cuál es la correcta, sintiendo el peso de las consecuencias antes de que ocurran.

Aquí, el desafío no es derrotar a un jefe o resolver un puzle complejo, sino navegar por el tejido de las relaciones humanas, de los dilemas morales, de esas encrucijadas donde el tiempo apremia y no puedes detenerte a pensar demasiado. Esos momentos en los que una decisión mal tomada puede cambiarlo todo, tal como sucede en la vida real. Y esa es la verdadera dificultad: no saber qué hacer, sentirte perdido, inseguro, con el miedo constante de tomar el camino equivocado.

Cada decisión en el juego es un reflejo de la vida. No hay una opción fácil o difícil, solo elecciones que llevan a consecuencias impredecibles. El control vibra, recordándote que el tiempo corre, que tu corazón late más rápido, y que las consecuencias, como en la vida misma, no siempre son inmediatas. A veces, como en esos momentos de la vida en los que no sabemos qué hacer, debemos seguir adelante, con la incertidumbre como compañera.

Y eso es lo que lo hace tan humano. No hay una guía que te diga cómo actuar, ni una respuesta clara que te lleve al final perfecto. Al igual que en la vida, el camino está lleno de grises, de momentos en los que te cuestionas si hiciste lo correcto, sabiendo que no hay marcha atrás. La dificultad radica en seguir adelante, aun cuando el futuro es incierto y las decisiones pesan como nunca.

En ese sentido, este juego no solo se siente como una historia interactiva, sino como un reflejo de nuestra propia experiencia humana.

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Lo positivo


Hay tantas palabras para describir lo increíble que es esta entrega, pero intentaré ser lo más objetivo posible, aunque admito que mi amor por este género tal vez me haga exagerar un poco, ja, ja.

Lo primero que debo destacar es la ambientación, que está maravillosamente bien lograda. La atmósfera juega un papel crucial, desde los diálogos entre los personajes hasta las conversaciones entre NPCs que no son directamente relevantes para la trama. Todo esto crea un entorno tan inmersivo que realmente sientes que estás ahí, en el lugar donde se desarrolla cada capítulo. Un buen ejemplo es cuando te encuentras en un bar; cada sonido, cada conversación de fondo e incluso la decoración te transportan a esos bares que conoces de tu propia ciudad. Es como un eco de la realidad, uno que te envuelve completamente.

A medida que avanzas en la historia, te vas sintiendo cada vez más enganchado, creando una conexión casi inevitable con los personajes. Llegas al punto en el que te detienes a pensar varias veces antes de tomar una decisión, porque sabes que cada elección tiene un peso significativo. En mi caso, más de una vez me arrepentí de alguna decisión cuando vi sus consecuencias un par de escenas después. Pero, al igual que en la vida real, lo hecho, hecho está, y no hay marcha atrás.

El poder de Max es, sin duda, un elemento que añade aún más tensión a la trama. No solo te preocupas por lo que sucede de manera lineal, sino que la incorporación de dos líneas temporales expande las posibilidades, creando una complejidad que a veces es divertida, pero que también puede volverse frustrante en el mejor sentido. Esa frustración viene de saber que cada elección puede cambiar el rumbo de todo, y ese constante tira y afloja de las decisiones te mantiene al borde.

Hay tantos pequeños detalles a lo largo del juego que, créeme, serán un verdadero deleite para los amantes del género. Es una experiencia que se disfruta de principio a fin, y que deja una huella emocional profunda, como si realmente hubieras vivido cada uno de esos momentos junto a los personajes.

Lo negativo

 

Ahora bien, puede que me contradiga un poco en este punto, pero si estás leyendo esto, probablemente tengas curiosidad o dudas sobre lo que te espera en el juego. Y es natural. Hay aspectos que, desde mi perspectiva, son positivos, pero entiendo que algunos jugadores podrían no verlo de la misma manera. Por ejemplo, los puzles: en ciertos momentos tendrás que encontrar objetos que están ubicados en lugares específicos, lo cual puede ser una experiencia gratificante… o frustrante, dependiendo de cómo te lo tomes. A veces, hay tantos elementos con los que puedes interactuar que te sientes abrumado, lo que lleva a momentos de duda e incertidumbre. ¿Realmente es malo perderse en un mundo tan detallado? Quizás esa sensación de desorientación es parte del encanto de una novela gráfica, donde no hay un gran despliegue de habilidad física, sino que el verdadero reto está en tu mente, en cómo te enfrentas a las decisiones y a los enigmas.

Al final, este tipo de juegos son recorridos interactivos donde tu intelecto y tus emociones son los principales protagonistas. Para algunos jugadores, la ausencia de acción rápida y directa puede ser un inconveniente. Si sumamos a esto los múltiples finales posibles, entiendo que aquellos que no disfrutan de esta mecánica podrían no llegar a apreciar todo lo que esta entrega tiene para ofrecer. Pero, ¿es realmente un defecto, o simplemente una cuestión de perspectiva? Tal vez sea la vida misma la que nos enseña que no siempre es fácil disfrutar de lo que no comprendemos del todo, y este juego puede ser un reflejo de eso.

Para terminar, quiero mencionar algo que personalmente no me molestó, pero que podría ser un pequeño detalle para algunos. Hay momentos en los que puedes personalizar a tu personaje, como cambiar su ropa o el color de su cabello. En mi caso, vestí a Max con ropa abrigadora y le puse el cabello morado (porque, sinceramente, me encanta ese color y es también el color de Frames). Lo curioso fue que, en una de las transiciones del juego, aunque Max seguía llevando la misma ropa, su color de cabello cambió mágicamente cuando salió de ese lugar. Esto puede parecer un pequeño error, pero en un juego donde la personalización es común, resulta extraño que los cambios no se mantengan. ¿Es algo que realmente afecta la experiencia? Para algunos puede ser frustrante, pero quizás también sea un recordatorio de que, en este tipo de historias, los detalles pueden ser tan cambiantes como la vida misma, y no siempre están bajo nuestro control.

Conclusión

 

Life is Strange: Double Exposure ofrece una experiencia que, aunque no sea para todos, tiene mucho que ofrecer a quienes disfrutan de las historias profundas y las decisiones con peso emocional. La ambientación está increíblemente lograda, y cada detalle en el entorno te sumerge en el mundo que rodea a Max. Desde los diálogos hasta las interacciones más pequeñas, todo contribuye a una atmósfera envolvente que refleja la realidad de los lugares que conocemos en nuestra vida cotidiana.

Por otro lado, es importante mencionar que los puzles y la toma de decisiones pueden ser un reto. A veces, la cantidad de objetos con los que puedes interactuar puede ser abrumadora, lo que puede resultar frustrante para algunos jugadores. Sin embargo, para otros, esta dificultad añadida representa una parte esencial del juego, donde la mente es el verdadero protagonista, más allá de las habilidades con el control. En este sentido, aquellos que no disfrutan de este tipo de mecánicas podrían sentirse perdidos o incluso desencantados. Además, el hecho de que haya diferentes finales añade un nivel de complejidad que puede no ser del agrado de todos, pero que sin duda eleva la rejugabilidad para quienes aman explorar cada posibilidad.

Un pequeño detalle técnico, como los cambios inesperados en la personalización del personaje, puede resultar molesto para algunos, pero no es un factor determinante para el disfrute general del juego.

Life is Strange Double Exposure es una entrega que tiene alma, donde cada elección cuenta y cada pequeño detalle se siente importante. Para quienes buscan una experiencia más reflexiva y emocional, es un título que no decepcionará, aunque es posible que su ritmo más pausado y sus decisiones difíciles no sean del agrado de todos. Al final, como en la vida misma, el verdadero desafío no es vencer enemigos o superar obstáculos, sino navegar por las complejidades de las decisiones y sus consecuencias.

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RANK 4/5

Agradezco de nueva cuenta a Square Enix Latam por enviarnos una copia del juego para la redacción de Frames y permitirnos hacer esta reseña.

Max, nos vemos en la siguiente etapa de tu vida.

Dios Gokú 

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