31 de octubre, 2024

Siempre me he considerado un fan del cine gore, no me pregunten por qué. Desde mis primeros acercamientos a este género, el gusto simplemente surgió de forma natural. Por eso, la franquicia de Terrifier rápidamente captó mi atención con su crudeza y sangre desmedida.

Art the Clown vuelve, y les soy sincero: en las pasadas dos entregas me quedé con ganas de más. No me juzguen, pero hay algo perversamente fascinante en cómo, incluso cuando la víctima ya ha sido desvivida, el victimario sigue haciendo de las suyas. Es como si Art tuviera una necesidad insaciable de mostrarte más y más tripas, sangre, y puro caos. En Terrifier 3, Leone no se contiene, y nos ofrece justo eso: una experiencia brutal que sobrepasa cualquier límite previo.

La película arranca sin perder tiempo, con una escena navideña que, en cuestión de segundos, se convierte en una masacre. La ironía de ver a Art, vestido como Papá Noel, destrozar una familia en su propia casa, con los adornos brillando a su alrededor, es escalofriante y satírica a la vez. La brutalidad de Art no discrimina, y desde el inicio queda claro que en este universo nadie está a salvo. La inocencia y la moral no son factores de supervivencia, y algunos personajes parecen condenados simplemente por el hecho de existir.

Uno de los puntos más fuertes de Terrifier 3 es, sin duda, esa mezcla entre sadismo y humor negro que hace tan único a Art the Clown. Hay algo desconcertante en cómo Leone juega con la violencia extrema y la convierte en una especie de espectáculo grotesco, pero que a veces, te arranca una sonrisa nerviosa. Cada asesinato es más que un simple acto violento; es una coreografía meticulosamente planeada. Cuando piensas que el horror ha terminado, Art te da más: más sangre, más vísceras, más de esa sensación incómoda que te hace preguntarte si está bien reír o si deberías mirar hacia otro lado.

Es en escenas como la de Art persiguiendo a una de sus víctimas, sacando armas imposiblemente grandes como si estuvieras viendo un dibujo animado macabro, donde la película brilla con ese humor absurdo y retorcido. Parece un episodio de los Looney Tunes, solo que cada golpe es mortalmente real y cada risa viene acompañada de litros de sangre. Leone sabe exactamente cómo tensar la cuerda entre lo ridículo y lo brutal, haciendo que el espectador se mantenga al filo entre el horror visceral y el morbo por ver hasta dónde llegará.

Otro de los grandes aciertos de la película es la calidad del gore. Los efectos prácticos hacen que cada muerte se sienta auténtica, cada herida real. No hay nada que se sienta «barato» o fuera de lugar; el nivel de detalle es tal que, por momentos, parece que estás viendo una disección en vivo. Pero lo que podría ser simplemente grotesco, Leone lo convierte en un arte casi caricaturesco, recordándote constantemente que, a pesar de lo perturbador que es, estás aquí para disfrutar del espectáculo. Y vaya que lo disfrutas.

En términos de narrativa, Terrifier 3 mantiene ese equilibrio entre lo predecible del slasher clásico y lo inesperado. Mientras que otros villanos siguen patrones, Art se desenvuelve en un caos propio, donde cualquier cosa puede suceder. Ese es uno de los grandes atractivos: nunca sabes si la próxima escena te hará reír, te hará gritar, o ambas cosas a la vez.

Ahora bien, hay que decirlo: la película en muchos momentos cae en lo que podríamos llamar “el cliché,” esos momentos diseñados para impactar y hacer que hables de ellos después. Pero, seamos sinceros, eso es exactamente lo que vinimos a buscar. Terrifier 3 no pretende ser sutil ni inteligente; pretende ser un espectáculo de sangre y tripas, y lo hace con una precisión sorprendente. Si esperabas ver una carnicería desenfrenada, la tendrás, y quizá hasta más de lo que creías que podías soportar.

Damien Leone te da justo lo que quieres, pero lo eleva a un nivel donde el exceso se convierte en virtud. No es una película para todos, pero si disfrutas ver a Art the Clown seguir jugando con sus víctimas mucho después de que ya han dejado de moverse, entonces Terrifier 3 te dejará más que satisfecho. Es una película que amas por su descaro, por su entrega total al gore, y por esa retorcida combinación de horror y risas que solo alguien como Art puede ofrecer.

Quiero agradecer a Diamond Films por invitar al equipo de Frames a esta increíble premiere.

Dios Gokú