Cine Reviews | El tiempo que tenemos

el-tiempo-que-tenemos

31 de octubre, 2024

El amor no siempre es sinónimo de felicidad, aunque tampoco lo es de sufrimiento. Eso es lo que me llevo de El tiempo que tenemos, dirigida por John Crawley, un director irlandés con más de diez proyectos a lo largo de su carrera. Esta película nos envuelve en lo ambiguo, lo dramático y lo espectacular que puede ser amar a alguien: los sacrificios que implica, tanto como las recompensas que nos ofrece. Es un reflejo de cómo las relaciones pueden ser una montaña rusa de emociones, a veces dulces, otras veces amargas, pero siempre profundas.

La historia se sitúa en el Reino Unido y comienza con una noticia devastadora: Almut, interpretada por Florence Pugh, es diagnosticada con una recaída de cáncer de ovario en una etapa avanzada. Desde el principio, la pareja protagonista se enfrenta a una decisión que marcará su futuro: ¿seguir con el tratamiento o no? Y en un abrir y cerrar de ojos, retrocedemos al momento en que se conocieron. Tobias, interpretado por Andrew Garfield, es un trabajador de una compañía de cereales que, en medio de su divorcio, tiene un encuentro fortuito y trágicamente cómico: es atropellado por quien terminará siendo el amor de su vida.

Esta película no sigue una línea temporal convencional; comienza en un punto avanzado y nos lleva de regreso a momentos clave de la relación, lo que puede desorientar al principio. Sin embargo, esta estructura no es solo un desafío, sino también su mayor virtud, ya que mantiene la atención del espectador, mostrándonos poco a poco el puzzle de una vida en común, como si viviéramos sus recuerdos más íntimos.

Lo que realmente destaca en El tiempo que tenemos son sus personajes. Están maravillosamente bien construidos, con pasados y personalidades sólidas que los hacen sentir reales, cercanos. La actuación de Florence Pugh es especialmente poderosa, llevándonos de la risa a las lágrimas con su interpretación de Almut, un personaje que es carismático, sarcástico, vulnerable y valiente a la vez. Hay momentos en los que me olvidé de que estaba viendo una película; me vi reflejado en su dolor y en su lucha. Aunque el trabajo de Andrew Garfield es notable, es cierto que el guion parece centrarse más en ella, dejando a Tobias en segundo plano por momentos, lo cual podría ser uno de los pocos puntos débiles de la película.

Otro elemento que no puedo dejar de mencionar es la música. Cada nota está perfectamente sincronizada con lo que Crawley quiere que sintamos, ya sea una escena emotiva o una secuencia dramática. La banda sonora se convierte en ese susurro que acompaña a los personajes cuando las palabras ya no son suficientes.

Si bien la película toca temas que hemos visto en muchas otras, lo hace de una manera única, con un guion que evita caer en los clichés del género, permitiendo que las actuaciones de sus protagonistas eleven la historia a otro nivel.

En cuanto a los aspectos menos positivos, ya he mencionado que la narrativa no lineal puede confundir al principio. Además, me habría gustado que el personaje de Tobias tuviera más profundidad, ya que a veces parece más un apoyo para la historia de Almut, en lugar de un coprotagonista.

Mi conclusión es simple: recomiendo profundamente ver esta película en pareja. Tiene el poder de conmover y provocar una profunda reflexión sobre el amor, la vida y las decisiones que tomamos. Sin embargo, si eres como yo y prefieres disfrutarla en soledad, también te dejará una marca. El tiempo que tenemos es un drama romántico con un toque de comedia, que te hará pensar más allá de lo que involucra una relación de dos.

Finalmente, solo me queda agradecer a Imagem Films por hacer llegar la invitación a esta premier a la redacción de Frames.

Noke

Scroll al inicio