
Para mí, los juegos de pelea no eran solo un pasatiempo. Eran una religión. Todo había comenzado años atrás, en los arcades oscuros llenos de cigarro y Dios sabe qué más sustancias extrañas, donde Street Fighter II reinaba. Mis dedos memorizaban combos antes que las tablas de multiplicar. Pero la Dreamcast… esa consola era el Santo Grial. Un santuario donde Capcom, mi santo patrono, había depositado sus joyas más brillantes: ports impecables de máquinas Naomi, juegos que eran el futuro hecho píxeles.
Recuerdo el día en que supe de su existencia. En la tienda de videojuegos del centro, entre consolas de quinta generación con texturas cuadradas y colores apagados, había una pantalla donde se mostraba Power Stone. Los personajes no eran siluetas de bloques: tenían sombras, movían el cabello con el viento, y los escenarios giraban en 3D como si respiraran. Era magia pura, el salto a la sexta generación. Pero aquella magia costaba 300 dólares, y en mi casa, donde cada moneda contaba, pedirla era casi una herejía.
Así que hice lo único que podía: trabajé (de manera informal, claro). Lavé autos bajo el sol de verano, repartí flyers, y hasta organicé ventas de garaje con mis juguetes viejos. Mis padres, viendo mi obsesión, cedieron. «Solo si aportas la mitad», dijeron. Y lo hice. El día que desembolsamos esos billetes sudados frente al mostrador, sentí que cargaba con algo más que una consola: era un portal al futuro, bendecido por Capcom, cuyos títulos de pelea eran para mí lo que los códices para un monje.
La Dreamcast llegó a casa en una caja azul, con ese logo de espiral que parecía girar para siempre. Capcom vs. SNK, Project Justice, Street Fighter Alpha 3 Upper… Cada juego era un sermón de la iglesia del frame rate perfecto. Era como si Capcom hubiera tomado las máquinas arcade, aquellas que me hipnotizaban de niño, y las hubiera comprimido en discos GD-ROM. Mis amigos, escépticos de consolas «inferiores», callaban ante las gráficas de Marvel vs. Capcom 2 o el frenesí de Power Stone 2. «Es idéntico a jugar a las maquinitas», decían. Y tenían razón: era el paraíso del género, un hub de innovación que solo la Dreamcast podía albergar.

Pero el mundo no entendió a la Dreamcast. Sony llegó con su PS2, hablando de DVD y «emociones reales», y la consola de Sega murió joven, en 2001. Para muchos, fue un fracaso. Para mí, fue un duelo. No solo por lo que tuve, sino por lo que perdimos: títulos como «Guilty Gear X» o «Fatal Fury: Mark of the Wolves», que quedaron varados en Japón, o las secuelas de Capcom vs. SNK que nunca vieron la luz en Occidente. Capcom había tejido un tapiz de oro para la consola, pero el telar se rompió demasiado pronto.
Hoy, cuando veo esta colección, no solo revivo mis glorias de adolescente. También lamento lo que pudo ser. Cada port pixel perfect es un recordatorio de que la Dreamcast fue una promesa truncada, una consola que llevaba el ADN de los arcades en su hardware. Los filtros modernos no engañan a mi memoria: todavía siento la textura rugosa del control, el zumbido del modem al intentar jugar online (un lujo que pocos entendíamos entonces). Y pienso en esos juegos japoneses que nunca cruzaron el océano, quedándose como mitos en foros de Internet.


Esta colección no es solo un homenaje a Capcom o a los arcades. Es un monumento a esa era en la que los juegos de pelea eran puentes entre mundos, y la Dreamcast era su guardián. Mis amigos más jovenes, hoy, juegan Street Fighter 6 en consolas que caben en sus manos (muy pronto con Switch 2). Pero cuando les muestro Capcom vs. SNK 2000 en la colección, sus ojos se abren como los míos aquel día de 1999. «¿En serio esto es de hace más de 20 años?», preguntan. Y entonces sonrío, porque sé que el legado de la Dreamcast —y de esos títulos que Capcom talló como diamantes— sigue vivo.

Especificaciones:
Tarjeta gráfica: NVIDIA GeForce RTX 3050
Procesador: Intel Core i5-10400
RAM: 32GB
Almacenamiento: 1TB SSD M.2
Refrigeración: Disipador por aire
Comenzamos
Antes de comenzar esta reseña, quiero agradecer a Capcom por proporcionarme una copia del juego y permitirme compartir mis impresiones con ustedes.
Cuando comienzas el juego, te darás cuenta de algo: los menús, la interfaz y los colores, efectos de sonido, todo es prácticamente igual a la Marvel vs. Capcom Fighting Collection. No es que me desagrade sino al contrario, parece ser una estructura que Capcom seguramente ya tomó como base y que repetirá con éste tipo de compilaciones.
Jugabilidad
Cada juego se maneja de manera diferente, a diferencia de la colección anterior, acá habrá juegos donde usarás 4 botones, en otros 6, en unos te manejas en un solo plano, en otros en 3D… si es que nunca jugaste alguno de éstos juegos y quieres comenzar a entenderlos para algún día dominarlos, serán muchas horas las que tendrás que invertir, para aprender cada sistema de juego y cada combo posible.
Capcom Fighting Collection 2 se siente increíblemente refinado y accesible en cuanto a controles. Si juegas con un mando moderno, entenderás exactamente a lo que me refiero. El control de los personajes, su movilidad y los esquemas de botones son tan intuitivos que los aprenderás casi sin esfuerzo. Además, cada juego incluye guías detalladas de combos que te muestran paso a paso cómo ejecutar cada movimiento. Solo dependerá de tu memoria dominarlos. También hay niveles de dificultad ajustables, perfectos para jugadores nuevos o quienes quieran calentar antes de subir la intensidad.


Gráficos
Como lo mencioné antes, contamos con opciones gráficas, como poder subir la resolución interna al doble en los juegos que lo permitan, e inclusive hubo una actualización que añade una mejora en la resolución interna, lo cual considero necesario ya que hay bastantes juegos completamente en 3D, y de verdad que lo agradeces, sobre todo si juegas en una televisión grande. También tenemos la opción de cambiar los filtros, para que se parezca más a una televisión de las arcadias, así como ajustar el tamaño de la pantalla por si quieres jugarlo en widescreen (lo cual no recomiendo ya que siento que deforma todo), y en algunos casos, como Capcom vs. SNK 2: Mark of the Millennium 2001, te permite seleccionar entre la versión Easy Operation (EO) y la normal.


Contenido
Esta vez, los juegos incluidos en esta super colección son:
- Capcom vs SNK: Millennium Fight 2000 Pro
- Capcom vs SNK 2: Mark of the Millennium 2001
- Capcom Fighting Evolution (o Fighting Jam en algunos países)
- Street Fighter Alpha 3 Upper
- Power Stone
- Power Stone 2
- Project Justice
- Plasma Sword: Nightmare of Bilstein
Seamos sinceros: esto es, prácticamente, una colección de juegos de pelea de Dreamcast. Y me encanta por eso. Pero como dije, muchos títulos son tan nichos que haré algo distinto: explicarlos brevemente para los no iniciados.
Power Stone 1 y 2
¡Aquí está la joya de la corona! Por fin, Power Stone llega a consolas modernas. No son remasters y no tenemos Power Stone 3, pero… ¡aceptamos lo que nos den con gratitud!
Power Stone es sinónimo de Dreamcast. El primer arena fighter de la historia y un clásico que, humildemente, sigue vigente. Mientras otros juegos se aferraban a planos 2D, este rompió las reglas: arenas 3D interactivas, objetos usables como armas y la meta de recolectar tres Power Stones para transformarte en un ser sobrenatural. Si un rival obtiene una piedra, ¡golpéalo para robársela! Es una locura divertida y adelantada a su época. Si disrfutas Super Smash Bros, te sentirás en casa.


Power Stone 2 sube la apuesta todavía más (como suele ser con Capcom): cuatro jugadores y escenarios que cambian sobre la marcha. Es un party game acelerado, con caos tan intenso que a veces no sabes ni dónde estás. ¿Sigue siendo divertido? Claro. Solo por estos dos juegos —y su modo online—, esta colección ya vale la pena.
Capcom vs SNK 1 y 2
Antes del 2000, un crossover entre rivales como Capcom y SNK era impensable. El anuncio de estos juegos fue un terremoto; recuerdo que siempre con mis amigos pensábamos en cómo sería un juego de King of Fighter contra Street Fighter, quien ganaría, cómo se jugaría… pues Capcom nos dio la respuesta oficial.
Ambos títulos brillaron. El primero adoptó los cuatro botones de SNK; el segundo, los seis de Capcom. Y ambos fusionaron lo mejor de Street Fighter y Fatal Fury. La magia estuvo en los sistemas de Ratio y Groove:
Ratio: En Capcom vs. SNK 1, elegías un equipo basado en la «fuerza» de los personajes (a más poderosos, menos miembros). En el segundo, todos los equipos son de tres, pero ajustas su «peso» individual.


Groove: En el primero, elegías entre estilos Capcom (como Alpha) o SNK (como King of Fighters). En el segundo, seis opciones (C, A, P, S, N, K) replicaban mecánicas de juegos específicos. Por ejemplo, el Groove «C» imitaba el sistema de super combos de Street Fighter III.
Profundidad y personalización al máximo. Aquí definitivamente no podrías decir que no conocías o no sabías usar a algún personaje, porque a fuerzas ¡tenías que saber usar a mínimo uno!
Capcom Fighting Evolution
El patito feo de la familia. ¿Cómo explicarlo? Pensar que que a alguien se le ocurrió mezclar Street Fighter, Darkstalkers y Red Earth sin ton ni son. Personajes de distintas sagas, sin ajustes ni equilibrio, y un sistema de tag añadido por compromiso. Hasta incluyeron a Ingrid, un personaje de un juego cancelado (Capcom Fighting All-Stars).


No triunfó en su momento, pero lo compré en PS2… y aquí sigo, nostálgico y todo.
Project Justice
Una rareza bienvenida. Secuela de Rival Schools, este fighter 3D en plano 2D te pone en peleas estudiantiles con equipos de tres. Su jugabilidad recuerda a los Street Fighter EX de Arika (con tantita paciencia, verán que es un gran juego), con mecánicas como tag team y ataques especiales cooperativos.


¿Qué hace especial a este juego? un modo historia con ramificaciones según tus resultados y la escuela elegida. En 2001, eso era revolucionario, amiguitos.
Plasma Sword: Nightmare of Bilstein
Secuela de Star Gladiator y la oveja negra de la colección. Aquí, las espadas sustituyen a los puños, y el sistema de control (con botones de ataque, patada y sidestep) se siente más cercano a SoulCalibur que a Capcom.


¿Vale la pena? Claro que sí, recuerdo haberle invertido muchas monedas en mis descansos de algún Street Fighter, sobre todo eligiendo al tipo verde que ataca con yo-yos.
Es el único weapon-based fighter de la compañía, (y o lo más cercano a un juego de peleas de Star Wars hecho por Capcom) y su inclusión —junto a su exclusividad en Dreamcast— lo hace invaluable.
Street Fighter Alpha 3 Upper
La inclusión más extraña. ¿Por qué? Porque ya está en mil compilaciones (como el Street Fighter 30th Anniversary), falta su modo World Tour y su versión de GBA era la única manera de jugar «Upper». Supongo que la añadieron para tener un port moderno, pero no considero que sea el motivo para comprar esta colección.


¿Creo que es un mejor Alpha? Sí, si lo comparamos con su versión original de arcades, y no, si lo comparamos con la versión de Saturn, que incluía el World Tour Mode.
Eso sí: con su roster masivo y los «ISMs» (estilos de pelea basados en Alpha, Alpha 2 y Super Street Fighter II Turbo), sigue siendo un grandísimo juego de peleas. Eso sí nunca pasará de moda.
Lo positivo
A pesar de mis reservas con el modo competitivo online, esta colección se destaca como una compilación excelente. La calidad de la emulación es impecable, y la posibilidad de ajustar parámetros —como habilitar o desactivar glitches clásicos— es una opción muy bien recibida. Además, la gente ahora puede disfrutar de todos estos juegos increíbles, con modos online de alta calidad y entrenamiento profundos, sin tener que recurrir a soluciones improvisadas en PC. Un logro que merece aplausos, aunque no sea perfecto.
Lo negativo
Un aspecto cuestionable es el desbalance de personajes entre versiones, algo que persigue a Street Fighter Alpha 3 desde sus múltiples ports. Por ejemplo:
- La versión de PlayStation incluyó a Dee Jay, Fei Long y T. Hawk (de Super Street Fighter II), además de Guile (de SFII), Evil Ryu y Shin Akuma (desbloqueables de Alpha 2).
- En Sega Saturn y Dreamcast, Guile y Evil Ryu pasaron a ser parte del roster inicial.
- El port de Game Boy Advance sumó a Yun (SFIII), Maki (Final Fight 2) y Eagle (Street Fighter 1), tomados de Capcom vs. SNK 2.
- La edición PSP (Alpha 3 MAX) añadió incluso a Ingrid (Capcom Fighting Evolution), llegando a 38 personajes.
¿El problema? Ninguna de estas versiones «completas» está aquí. Aunque la colección incluye Alpha 3 Upper, extraña que no se haya optado por Alpha 3 MAX (la más completa), obligando a los fans a seguir jugándola en una PSP polvorienta. Y hablando de ausencias notables… ¿Pocket Fighter? Capcom parece haberlo borrado de su memoria, junto a otros spin-offs que merecerían resucitar en compilaciones como esta.


Conclusión
Esta colección de juegos de pelea se codea sin problema con las demás compilaciones de Capcom, ofreciendo una selección de alto nivel de clásicos que antes solo vivían en consolas antiguas. Para algunos títulos, esto podría marcar el inicio de una nueva etapa en la escena competitiva. Para otros, con solo estar aquí ya valen oro como piezas de colección nostálgica.

RANK 4.5/5
La emulación es impecable, como si estuvieras en el arcade de los 90, y las funciones modernas la convierten en la mejor manera de jugar con amigos y revivir la magia. ¡A darle con todo, que esto está para disfrutarse!